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Ella te sigue silenciosa,
respira en tu espalda,
respira en tu espalda,
se anticipa a tu sombra
y despoja las hojas de las ramas,
ella, acecha desnuda
y te viste con su mortaja
invade las pestañas de desiertos
te envuelve en la quietud de los grises
y te apresa
tanto, que, te convierte
en esa luz que nunca llegará.
y despoja las hojas de las ramas,
ella, acecha desnuda
y te viste con su mortaja
invade las pestañas de desiertos
te envuelve en la quietud de los grises
y te apresa
tanto, que, te convierte
en esa luz que nunca llegará.
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Tienes que estar al acecho
ResponderEliminarno sea que el sentido de esa luz
cambie y te sorprenda en la orilla...
Un beso
Sólo son momentos estimado Jesús, momentos en que la tristeza emgarga, gracias por venir y dejar tu huella.
ResponderEliminarBesos