.
Te averiguo en el verbo amar
en el tacto que la noche sugiere
te busco, báculo tibio de mis anhelos,
con la avaricia de arroparte entre mis cumbres
y cantar a tu silueta una siembra de praderas
para que troten corceles en el sendero de tu vientre,
o en el frenesí de vida que ofrece el vértigo de tu boca.
Te averiguo
y me ciego en la fábula de tu cintura
para anidarme plácida con las pestañas sonrientes
en la explanada volcánica de tu hermosura.
Te averiguo, en algo más que palabras.
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Te averiguo en el verbo amar
en el tacto que la noche sugiere
te busco, báculo tibio de mis anhelos,
con la avaricia de arroparte entre mis cumbres
y cantar a tu silueta una siembra de praderas
para que troten corceles en el sendero de tu vientre,
o en el frenesí de vida que ofrece el vértigo de tu boca.
Te averiguo
y me ciego en la fábula de tu cintura
para anidarme plácida con las pestañas sonrientes
en la explanada volcánica de tu hermosura.
Te averiguo, en algo más que palabras.
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- Imagen de Antonio Canova- Psique reanimada por el beso del amor
No pretendo compararte, porque tienes tu propio estilo y no eres deudora de nadie, pero tu poesía me recuerda tanto a la de Sara, como en esa "avaricia de arroparte" o en "anidarme plácida con las pestañas sonrientes". Puede que la cercanía geográfica tenga algo que ver. Estoy seguro de que tu poesía le habría encantado, por su fino y estilizado erotismo.
ResponderEliminarEs un poema muy bello, y ya sabes que la escultura de Antonio Cánova significa mucho para mí.
Un fuerte abrazo, Isabel.
Sabes que a mí también me gusta y atrapa la poesía de Sara, por su sutil erotismo, por su lenguaje sensual, enraízado y natural, yo leo mucho a Olga Orozco, a Eunice, a Holderlin, a Peri Rossi y a muchos más, me gusta la poesía sensual y unirla a la naturaleza, gracias por tan anable comentario, Óscar
ResponderEliminarOtro abrazo para ti