La pequeña Polonia, Cracovia.
Ciudad vieja de melena dorada,
gótica talla y barroca de sueños
desnuda de piedra,
promiscua de agua,
oratorio de eclipse,
la resignación de los cuervos.
El casco viejo está rodeado por un parque, como si fueran las antiguas murallas, de las cuales queda la puerta de Florián, que es una de las siete que había para entrar a la ciudad, con su barbacana defensiva adelantada como era habitual en la época medieval, creo que por eso me gustó tanto Cracovia, me encanta el Medievo. Cuando entras a la plaza Mayor con la Torre del ayuntamiento y la lonja de los paños, te da la sensación de volver al siglo XV, bueno, a mí al menos, esta plaza, es una de las más grandes de Europa.
En una de sus esquinas se erige gótica la impresionante iglesia de Nuestra Señora, impresionante por dentro y por fuera, con sus dos torres asimétricas, utilizada la más alta como atalaya antiguamente y hoy en día a cada hora suenan además de las campanadas habituales que marcan las horas, suena como digo, un trompetista que toca una melodía llamada “hejnal” la cual termina de forma brusca, según la leyenda, porque el trompetista fue herido por los tártaros.
Es una ciudad histórica y llena de leyendas hermosas que captaron mi atención, además que se hace amena y cercana, se puede recorrer a pie tranquilamente y siempre descubres alguna calle como la Calle de los Canónigos, vía real en el pasado con fachadas góticas, (también se encuentra allí el instituto Cervantes) . Iglesias por doquier y todas o la gran mayoría con presbiterios hermosos, con murales impresionantes, con historia , panteones y tiempo para empaparte de todo, tiempo, porque amanece muy temprano.
Cracovia en los márgenes del río Vístula y al Sur de esta ciudad vieja el Castillo Real, o más conocido como el castillo de Wawel, sus orígenes se remontan a la mitad del s.XI, con sucesivas edificaciones románicas que más tarden serían reemplazadas por un imponente edificio gótico. La decoración interior es impresionante, algunas salas hay que pagar, pero merece la pena, el patio con arcadas superpuestas rebosa encanto (y medievo).
A orillas del río, un dragón malvado que habitó en una cueva y tenía atemorizado al pueblo de Cracovia es aún hoy un lugar muy visitado y temido ( pues aún echa fuego) según la leyenda el Rey anunció que el caballero que pudiera vencer al dragón se casaría con su hija y heredaría el trono. Y cómo no, no hubo caballero que pudiera con el temible dragón y sí un joven zapatero llamado Krak ( que también dice la leyenda que de ahí viene el nombre de Kraków y otras dicen que del graznar de sus cuervos) pues el joven Krak elaboró una gran golosina rellena de sulfuro que colocó en una rama y el dragón que era goloso nada más verla se la zampó y le ardió la garganta, para aliviar el quemazón fue a beber al Vístula y tanto bebió que allí reventó. Y el chico se casó con la hija del rey y ascendió al trono.
Hay mil leyendas que podría seguir contando y muchos monumentos más dignos de mención, así como los lugares típicos para comer, museos etc.
Cracovia es una ciudad llena de tesoros artísticos y sigue siendo el corazón de Polonia, y una de las ciudades más hermosas, bohemias y mágicas que he conocido.
Intentaré subir algunas fotos, sólo tengo que saber hacerlo como en una presentación, veré si soy capazy si no pues sabréis perdonarme.
Dedico este post especialmente a mi hija, que allí en Cracovia se quedó y pasará el año. Te echo de menos, mucho.
Kocham cię, Sara.