jueves, 25 de febrero de 2010

Ladrona de Lunas




Puedo inventar islas en tu ombligo,
sondeo tu cuerpo
lo desnudo de cualquier presagio con zurcidos de esperanza.

Por eso, hoy, para ti, he robado la Luna,
para cuando en tus noches oscuras sientas miedo
la cuelgues del techo e ilumine esos ojos que balbucean escarchas.

(Todo ese clamor que se escurre entre mis dedos
no regatea ternuras en tu espalda)

Todo tú, rescoldo de mis labios,
todo tú, desafiando mi fontana.

No insistas,
nunca me cansaré de besarte,
ni de robar para ti
todas las Lunas que hagan falta.


*

miércoles, 24 de febrero de 2010

Le petit mort





La indiscreción de una vela resalta lo sinuoso de tu contorno,
sin tregua en los labios que se buscan y se anudan,
nos envuelve la noche de piel desnuda,
las manos tientan a su antojo y nos arquea osados.

Las caricias resbalan por los cendales de los templos,
y altivos mis médanos parecieran creer en Dios
erguidos al cielo de tu lengua.

Todo huele a ti y a tu rocío desbocado,
tu disidente deseo transita mis lindes
y colma el umbral coralino de la existencia.

Cierro los ojos, muero.


*

lunes, 22 de febrero de 2010

A ti




No sueño otra piel
ni otros labios que apaguen mi fuego,
te sueño a ti
a tu inabarcable ternura
a ti,
y yo
nerviosamente entre tus manos,
como si fuera la primera vez
o la última vez que nos amamos.


*

viernes, 19 de febrero de 2010

Tú, en la oscuridad, tan íntimo




Hay días que no se debería escuchar a Aute
*No te desnudes todavía.
Alevosía:
Nada envidio a la voracidad
de tu amante más letal,
ella espera tu fatalidad,
*yo pretendo lo inmortal.




I
Murmura el agua tu risa abierta,
quédate, no te vayas que no hay luna y la oscuridad me asusta,
quédate, con tus silencios, con tu sombra,
quédate, que en tus ojos quiero ver la luz del alba,
quédate, pero no te desnudes… todavía.

II
Siempre serás ese atardecer que reclama mi costado,
con abriles de violetas y el aroma tierno del mar.

III
Hoy he entrado en tu cuarto
y he robado un poema de tu escritorio (no te diré dónde lo escondo)
casi rozo tu mano y mi aliento zarandeó tu pelo,
luego vino el miedo, creí que oirías como latía mi corazón.

IV
Tú, en la oscuridad, tan íntimo.

V
Mientras te miraba, tras la cortina,
me di cuenta que lo que quería robarte era un beso
y que deshicieras este enjambre que llevo en los ojos
esta tempestad de mi vientre que se hace flor de silencios,
y no tengo imagen para lo que callo,
ni flor que no sea tu nombre.

VI
A veces quiero ser ese esplendor (qué imprudencia la mía)
y miro atrás y son los años los que quieren ser,
pero, no puedes pretender bañarte en mi maduro mar
y salir indemne.
No te vayas, quédate otro atardecer.

VII
Descubrirte es hermoso, no, ahora no hablo de piel,
hablo del verbo, de la voz, de la palabra que grita,
del corazón que siente… sentir ¿te das cuenta?
Podría dibujar tu perfil con mi dedo, todos mis dedos te saben,
entre versos mal compuestos -arrítmicos-

VIII
Como sé, que llegué muy tarde a tus labios,
ahora sí habla la piel, aunque pretendo lo inmortal,
¿sabes? el bosque suena distinto si tú no estás.
Y que suenen ordalías por querer desnudarte… todavía,
con un final rimado con alevosía.


*

Tagore
El bosque sería muy triste si sólo cantaran los pájaros que mejor lo hacen.

miércoles, 17 de febrero de 2010

Esqueje




Amontono en la tarde rayos de sol
cuando invades mi piel con tus contornos.

Ah, qué marea dulcísima me envuelve
como si un arroyo me abrazase los tobillos,
vienes a despertar trovas en la fronda de mis labios
y mi vientre anhela el a-mar ardiente de tu boca.

¿Qué tiempo es éste que no pasa,
en qué lugar de tu espalda me he detenido?

Ah, sólo tú, aplacas este apagón de estrellas,
y haces que mi voz sobreviva en la escarcha.

Será que me riegas con tu amor distraído
para brotarme esqueje -flor del mimo-
con tu llovizna plácida,
tus besos son de pronto un lago inmenso
donde mi orilla se rinde a tu ternura, extasiada.

Amontono en la tarde rayos de sol
para hacerme tálamo de suspiros
en la noche serena de tu pelo.

*

sábado, 13 de febrero de 2010

Al alba, flor del beso




La hora más sencilla para amarte es ésta
en que voy por la vida dolida del alba.
Julia de Burgos


I
De repente
miras el tiempo y ya se ha ido;
-así como a hurtadillas-
yo sé que tú sabes
que le robo momentos a la vida.


II

Hoy tengo ganas de morderte los labios,
y de hacerte el amor porque me laten los costados.
Porque si miro el reloj, sucede
que es la hora más sencilla para amarte,
y el tiempo se detiene a jugar con las manillas.


III

Me despierto de la mano de un verso
que entrelaza sus dedos a los míos,
¿sabes? no se van las mariposas
que le dan rubor a mis mejillas.
Me nace amor si son tus ojos,
te parecerá una tontería que quiera tener tu mano
apretadita a la mía.
¿Dime, dime tú, por qué te sueño?
o al menos dime por qué eres tú y al alba,
siempre al alba,
cuando convoco ambrosías por el precipicio de tu pecho,
y me besas,
con esos besos largos que me dejan sin aliento,
luego, sin despegarme de tu cuerpo
mi lengua busca el abordaje de tu ombligo
y mis muslos te desean como bella tormenta intempestiva.


IV

Tu rostro entre mis manos
y en mis labios una súplica:
(bésame mucho, bésame siempre,
y me besas, tanto)
que al alba siempre es cuando te llamo
y tu nombre se torna flor de Hibisco,
porque así quiero llamarte,
porque así te amo.



*

viernes, 12 de febrero de 2010

Cae la nieve




Cae la nieve
se despeña como adormecida,
para posarse en cordilleras imposibles,
no la oyes, pero grita un silencio de alud
con su lengua helada de nostalgia.


Cae la nieve
y de sus copos el llanto de la balada desnuda
aterida de frío al margen del tiempo,
no puedes guarecerte, sólo con tu propio aliento,
como cuando la piel se empapa de ausencia.

Cae la nieve,
va cercándote a hurtadillas,
cuando te das cuenta
estás aislada y sólo eres tierra de plegarias.


*

Fotografía propia

miércoles, 10 de febrero de 2010

Mensaje urgente





Me voy, hace frío,
voy a buscar a la primavera,
por si acaso volvieras
sabes dónde encontrarme,
y si lo haces
tendrás que besarme,
sabes que siempre
guardo la llave de mi amor
bajo la lengua.

*

Germina





No hagas ruido,
la yerba está dormida
sueña con la primavera.

¡Ya viene, lentamente, se abre la flor!


*

lunes, 8 de febrero de 2010

Nada más hermoso que atardecer en tu mirada





Nada más hermoso que atardecer en tu mirada,
tú, como un domingo de Marzo
tendido sobre la hierba.

Rompes mi sosiego con tu quietud de lago
y con tus manos tímidas teje ternuras el aire.

Encarcélame en tu boca,
comarca de girasoles cuando sonríes,
llévame al bello arrecife de tus labios escarlata.

De mi sed, el agua alborozada,
al descubrir el temblor de palomas
que susurran tus yemas de rocío
(y muero de celos cuando tus dedos se posan
en las cuerdas de tu guitarra)

Nada más hermoso que atardecer en tu mirada,
o en la cala amorosa que es tu cuello,
donde reclino mi sien soñando otra madrugada
para besar todos tus suspiros.

*


viernes, 5 de febrero de 2010

No me rindo




No me rindo,
como no se rinde el mar fascinado
cuando la luna su cabello destrenza
y la peina mansamente con su ondulante oleaje.

No me rindo al ver el azul del cielo
cuando las nubes en galopadas de misterio
bufan sus crines cenicientas
y se van errantes.

No me rindo, no,
como no se rinde el eco que obediente

devuelve un beso en los labios.

*

jueves, 4 de febrero de 2010

Perdona que así sea, pero no sé de otra manera



Perdona que así sea, pero no sé de otra manera,
incluso aunque fuera una alcachofa,
seguiría teniendo corazón.


Así moriré cargada de quimeras
navegando en desnudos de barcarolas
y con un sabor de [mil~hojas] en la lengua.

Así me sucedes, cosecha de acacias,
perduras como un reloj sin manillas
y cuando amaneces sonríen los tejados,
los de las tejas verdes,
con jardineras y caléndulas,
y barandas enramadas de buganvillas,
ah, y que no se me olvide la huerta,
la huerta de alcachofas, con corazón*

Perdona que así sea, pero no sé de otra manera,
y que me perdonen quienes conveniente lo crean,
por no pedir perdón por quererte, aunque tal vez debiera.

Si pienso en ti y en tu llanura de caballos blancos
a los que injerto alas o garras de leopardo,
según mis pasos busquen tu anhelo
o la herida, que, por mucho que sople
se queda en el cuenco de tus manos.

Moriré entre la yerba buscando tu aroma de violetas
o en la pomarada meciéndome en alguna rama,
distraída en algún sudoku que no acabaré,
en plena tarde con mis soliloquios,
o tramando planes con la luna.
Tal vez, tirada en el sofá menguada de frío
enroscada a un oso polar que prepare palomitas,
moriré soñando y escribiendo versos
que mueren de amor en la plateada espalda del mar
o en el azul remanso de tu boca.

Perdona que así sea, pero no sé de otra manera.


*

Amelie:
Usted tampoco podría ser una alcachofa, porque incluso las alcachofas tienen corazón

miércoles, 3 de febrero de 2010

Me bebí las ganas




Me bebí las ganas
en un trago a solas,
a la luz de una vela
con tus ojos de cielo,
mis manos sedientas
buscaron tu viento
y en una noria de ansias
mi mentón en tu pecho,
un torbellino tu pelo,
tus labios, el hielo,
me bebí las ganas
en un trago a solas,
con Arjona de fondo
acompañándome a estar sola.
A solas,
me bebí las ganas,
y llovió en mi lecho.


*

lunes, 1 de febrero de 2010

El jazz de tus labios





I
Te encontré en un paisaje de tierra
desde entonces eres semilla
y ascua de mi sangre.

II
Regreso a los paseos en primavera
y voy llamando por tu nombre
a cada flor que tropiezo por el camino.


III
A veces te llamo Margarita,
sé que arquearías una ceja disgustado,
dirías: suena femíneo,
y que es tristísimo arrancar sus hojillas
sólo para saber si alguien mequierenomequiere.
Por eso, cuando encuentro un Rosal hermoso,
blanco, rosa, amarillo, rojo apasionado,
lo respiro y contengo su esencia
y descuelgo su aroma por mi cuello,
cierro los ojos (te huelo)

IV
Tú, como un canto en el camino,
de nuevo tú, siempre tú
y el jazz de tus labios, mi nostalgia.

V
Sábeme
bo
ca
s
ca
da
de rocío en el concierto de tus yemas.
De nuevo las flores laten acompasadas.
Y esos ojos que me vencen en su caída.

VI
¿Y por qué? Pregunto al Viento,
-cómplice de avivar mi fuego-
¿Por qué esta costumbre mía
de imponer tu nombre a las flores?
Y aletean con regocijo las ramas
y en su silbido...
te llaman.

VII
¿Te he dicho alguna vez
que me anudo en tus silencios?
Vives y estás en mi mundo
en mi mundo y aparte.


*