martes, 16 de junio de 2009

Mi bailaluna



Consigue tu brisa despeinar mi aljibe reposado,
campeas mi semblante con la vertiente de tu mirada
alejando la hostilidad de este corazón paciente.

Trastocado latido, esta marea intempestiva
que hoy me retiene con la voluntad de una danza,
pertinaces las manos viven en la ilusión de tus hombros,
y bailo,
un bailaluna de pasión que inventaron nuestros dedos,
nuestros labios - todo lo nuestro-

Seduce la magia que cosquillea los vientres,
la manifestación del agua cursa con arrestos los valles mágicos,
¡qué hermosa tolvanera,
qué horizonte tan frágil,
qué aroma de lluvia,
qué luna nos viste de piel
y predispone los besos en apacibles brasas de amor!


*

viernes, 5 de junio de 2009

Mi amor muere de ti



“Muero de mi cuerpo y de tu cuerpo,
de nuestra muerte ,amor, muero, morimos.
En el pozo de amor a todas horas,inconsolable, a gritos”

Jaime Sabines No es que muera de amor, muero de ti....


Mi amor muere de ti.
Como el mordisco de un perro
tu ausencia en mi rostro se aglutina en cada arruga,
en la sombra de mi ojera está la nieve de tu nombre,
-himno que llevo en las entrañas oscuras-
Divago
dolorosa fantasía,
poetizo, como si así volvieras,
en una maldita metáfora inhalo de tu vientre
el feroz desnudo que fragmenta mis dedos en alaridos.
Nada sangra, pudiera decir que no hay herida,
toda luz se ha vuelto zarzal,
la voz umbra,
la afonía yerra en la sin razón
en el abandono que amamanta mi ceguera.
Morir de ti es incurable, es el crujido de las venas,
es apostatar de la vida, la orfandad del amor,
de mi amor, que muere de ti.

Hay una lluvia de besos en la bahía de tu boca




Hay una lluvia de besos en la bahía de tu boca,
una dicción perfecta para una noche estrellada.


Apacible, como un espejo lleno de celo relumbra tu figura,
intenso, como la vastedad de un bosque de hayas, tu abrazo.

Cuando te acercas, con ese rastro tibio de soplo de ángel
con la trova de todas las brisas en mi poniente oceánico
me enciendes ave y vuelo sobre tu costado de río.

Cuando tus ojos se precipitan abiertos o cerrados-da igual-
–de arriba abajo, de abajo a arriba-
aquí en la barca de mi vientre, te haces bálsamo,
sin distancia, soy lazo de estíos en tu nido de alondras
y poso en tus párpados el crepitar amable de todas mis besos.

*

jueves, 4 de junio de 2009

Siempre soy yo




Nací en septiembre,
ha de ser por eso que siempre fui madura
como las ciruelas.

Llevo un deje de morriña en los tobillos,
un arcano en el pecho
que hace que mi alma adopte forma de hoja rebelde.

Soy amante de la poesía,
arquitecta de sueños que descorchen trinos de esperanza.

Soy del amor la eterna vespertina:
mujer, madre, esposa, amante, amiga,
soy, y no espero ningún otoño,
los vivo en todos sus ocres.

Soy coleccionista de aromas,
la guinda en su amargor,
o el dulce albaricoque,
según amanezca el sol.

Pero una cosa os digo, siempre soy yo.


*




Viaja una palabra
sale de aquí,
de estas manos mías
que detienen Abril
para rozarte,
sin disfraces,
sólo palabra,
sin niebla que la estanque,
es muy pequeña,
la palabra,
y alberga un mundo
en mi alma,
hoy
he perdido el miedo,
al nombrarla,
lleva un idioma
el de los besos,
y su eco
estremece al aire.
La llevo aquí
entre mis labios,
lo reconozco,
siento vértigo,
voy a caer
a caer
a caer
en sus brazos.


*

Amo tu amor, al amor amo



Supe de mí cuando florecí en tu cuerpo
con el ímpetu de vendaval de lluvia
amainando mi desnudo antojo
que cautivo dormía esperando que la milicia de tus dedos
vinieran a saquear lo inhóspito de mi playa.

Te amé entonces, como ahora y siempre,
por destrenzar mi estancia con la salvaje insinuación
de los besos que incendian las pupilas de deseo,
por llenarme de coraje con tu esencia de arrecife,
guareciendo mi sed brava en el sosiego de tu calma tersa
Supe de mí al pronunciar tu nombre
y aquí estás detenido en mis pilares del amor amante,
amo tu amor, amor eterno.


*

Te necesito




A un soplo de ti, vivo suspendida del universo,
donde mis sueños se pliegan engañando al tiempo,
o se despliegan con alas de memoria,
me acecha a veces el amarillo de la ausencia,
el desvarío de la huella perdida,

Ven y desyesa mi corazón,
ven, te necesito para inventar otro cielo.


*

Mar revuelto



Son las gaviotas, amor.
Las lentas, altas gaviotas.
Ángel González (Áspero mundo)

Mar revuelto.

En mi alma el frío golpea,
cruel malecón, fui roca.
Tus manos insisten en jugar con las olas.
En la arena mi cuerpo vuelve a tu playa,
ávidas y febriles lucieran las dunas.

Adusto el viento
y salado
destempla los labios marinos.

Escarcha el maldito frío.
Helada escucho lo que nunca dijo tu grito.
Y veo pasar las gaviotas.

*

No sé por qué alguna gente




No sé por qué alguna gente
vive la vida de otra gente
come de sus miserias
aporrea su cobijo
lo desmigaja
lo derrumba
o lo dispersa al aire
en derrama
pulverizando como terrible
lo que no tragan
o lo que se les escapa.
No sé por qué alguna gente
piensa que su orín
huele mejor que el de los demás.


*

Triste ausencia




¿De qué vale enamorarse de la flor,
si luego muere entristecida?
¿De qué vale el silencio cuando el aire no llega?
¿De qué vale desnudarse ante la ausencia?

Si no se puede degustar el salitre de unos labios
ni la terrible lucidez de una mirada.
Transitas descalza, silenciosa,
dejando huella en el musgo que no pisas,
en la trémula hoja que se expande al viento.
Transitas desnuda, sofocante,
en el denuedo de las nucas que nunca mienten,
escalofrío antaño hoy soplo adusto.
Transitas, lejana siempre,
como un espejismo quebrado,
como estrella inalcanzable,
como un abandonado amor que nunca muere.

*

No escondas mi nombre en tu boca




Si te quitaras esa tupida túnica
que acota los límites.
Si me dejaras amanecer en tus vuelos de silencio
en la intocada madrugada de la piel.

Tal vez, no habría esos socavones a orillas de tu pecho
sólo besos como caracolas que perfuman.

No dejes pasar las gaviotas,
ni que los ojos se hundan en la sombra del eco.

No escondas mi nombre en tu boca
haciendo alambrada el tiempo.

Dame el relámpago de tu mirada,
o déjame naufragar oliendo a ti.


*

Tienen tus ojos la belleza de la flor del Lotto




Cuando me besas siento crecer una primavera de cabriolas
me hago liana y trepo en caricias por tu espalda sigilosa
para fundir en tu nuca mis yemas de frutas trenzadas,
reclamo tu pecho con mi pecho -refugio que nos ampara-

Cuando me miras, mezcla de instante y de infinito,
quisiera regalarte cualquier cosa:
un aroma en libre caída por zonas inexploradas,
una estrella que se aposente en tu piel desnuda,
una gota nacida del rocío del rubor de una amapola.

Cuando me besas y me miran esos ojos de zafiro,
acampo en la avenida de tu boca incendiada
donde tus labios de ternura se hacen volcán de almíbar
agitando las ansias que se anudan a mi torso.


*

Eres de mis ojos, la niña



Tu primera lágrima me supo a miel de acacia,
 parecías un aljibe que maullaba un cántico de dioses,
en mi corazón el regocijo y la preocupación de la tierra fértil,
te arropé en mi pecho con la fragilidad de un diente de león
y en ellos buscaste la fuente que en su jugo te fortaleciera vida.

Todo en ti estampida de risas y ternura, hipido de cielo,
tu boca de grosella roja, límpida de inocencia,
manitas de piel de melocotón, pies pequeños como flores silvestres,
sonrisa invadiendo de luz todos los rincones,
la voz de mi sangre en tu corazón marcando destellos de amapolas.

Todo en ti son ojos como farolas que palpitan trinos de mirlo
para que escampen todos los males de mis huesos.

Eres sin duda, hija mía, lo más bello que tocarán mis manos,
una brisa indómita, un mar calmo, mi amparo y mi desespero,
mi orgullo de madre te alza a las nubes
donde quisiera protegerte siempre,
en la razón y en la sinrazón, eres de mis ojos la niña,
eres lo mejor que me ha dado la vida .

*

Atardeceres del alma (Versión II)



La realidad me ha desterrado
de la siembra azul de tu cielo.
A la deriva la huella de mis labios agrietados
de no nombrarte.

Una estrella quise conquistar con un silbido de ramas
y un vendaval de cristales despoblaron mi baldía esperanza.

Te me asemejas a la nube que pretende la soledad de siempre,
-la mía-
Hoy se han acabado los atardeceres del alma.


*

Atardeceres del alma






Por querer salir de mi realidad
abracé tu cuerpo desabrigado,
como si pudiera salvarte de esa llaga
que inhóspita te habita.

Te intuí en medio de un vendaval de cristales,
-ilusa desde mi origen-
quise sembrar una estrella en mi árida esperanza,
ahora sé, que nunca podré robarte un beso
ni conquistar tu silbido de ramas.

Desposeída como una ola que jamás te rozará.
Me has enseñado la soledad de siempre
(con amor te acaricio el alma)
secuestrando con la lógica
el horizonte de todos los atardeceres.


*

Vuelvo a la tarde antigua




Vuelvo a la tarde antigua
donde tu navío incendiaba los ajuares de mi vientre.

¡Ah! La acidez de la manzana tejiendo primaveras;
entonces era el tiempo de las baladas apretadas,
de los besos como siglos, tibios,
de manos como soles con sus cinco sentidos táctiles
y un bullicio de serpentinas en mi espalda.

Vuelvo, como un girasol suplica a Helios su fuego,
para encontrar la caricia de tus ojos de luz
y el rescoldo de rayo que fueran tus besos.
Vuelvo, porque desde esta orilla, hoy álgida,
anhelo la fusión de tu cuerpo en mi cuerpo.


*

Habladurías






Silba la mala racha desventura
cautiva de la envidia, desolaba,
con tramas de cinismo y voz de aldaba
la dicha de los otros, su amargura.


Linchando corazones donde pura
cándida la inocencia se posaba;
enredos y mentiras en su aljaba
flechas a discreción y cruel ruptura.


Salva con tacto y tino en los temores
agravio que rezuma en sus oídos
en mil pedazos quedan los albores,

con dedos de serrín acusadores
al borde del barranco sus bramidos
mataron al amor con sus rumores.


*

LLevas en la mirada




Llevas en la mirada
la impaciencia de las hojas
que quieren ser mecidas por la brisa,
pretendes con la ternura de tu voz
vestirme de otro tiempo
y desnudarme del pasado marmóreo
que sujetan mis pies al rellano sereno de las noches.

Mis ojos están lastimados de la oscuridad perenne
donde a veces creo encontrarme;
Y aun así, quisiera arrancarte una bandada de suspiros,
morderte los labios de arrecife
hasta arder con el viento soplando
para que no se apagara tu amor.


*

Anatomía de un beso




Un soplo,
silencioso, desnudo,
y en mi pecho una cruz
señal que se encarama por un muro.

Un salto, bravo en su celaje,
y un trazado de besos (donde te pronuncio)
¡Mira la Luna! se reclina con pespuntes de algodón,
un hálito de vida- mágico instante-
y el roce que se vierte
como una fuente en cascada estremecida.

Enmudeciendo los ojos un suspiro
desciende quieto, esperanzado,
y un tanto desmesurado,
como el balcón poblado de tu mirada
hermosa como el instante en que se calza de mar.

Te beso,
prensada en la marea de tus pestañas,
navegando barcarolas en tus labios
sembrando entre mis calas un valle de hinojos dulces.


*

¡Con las ganas que tenía de niña de llevar tacones!




Maldita sea esta llovizna que empapa
esta tarde apurando las últimas gotas de arena.
Llevo el traje para negociar escepticismo,
ahora que sé y puedo conjuntar mis zapatos con el bolso
quisiera despeinarme, y no puedo.
No hay paraguas que tape esta lluvia fina,
cala, como lo hace la cal sedienta.
Lo huidizo de la tinta ya no se sostiene,
agoto a la deriva la razón para no perder la voluntad,
y al dar la vuelta a la esquina ¡Zas!
la baldosa, la puñetera baldosa que salpica.
Cierro el paraguas y dejo que la lluvia me empape.

*

En esta hora vacía de nortes





Vienes a columpiarte de nuevo
en esta hora vacía de nortes
donde descuelgas el brillo de tus ojos.

Trataré de quitarle segundos al momento
para no escuchar las palabras que succionan mi piel,
ésas que tus labios aran
con un sempiterno parálisis del corazón.

Llueven los minutos en una rota lejanía.
Apenas un momento
y las rodillas tiemblan con tu boca viva.
Nunca vas a estar y vienes hilvanando noches.

*

Otra vez ayer volvieron tus ojos



Es un grito en desatado silencio
la consternación de la arena del mar,
el instante en aquel horizonte
donde se guardan las pernoctadas miradas.
Duermen los epitafios entre suspiros,

sin culpas.
La hojarasca hoy habita en la luna,
y abril es losa necia que paga sentencia.
Desentendidos de aquella sal
que se exhumó en el tiempo
y que el barlovento

trae y acaricia en la herida abierta.
Ya no hay mirada que condene,

desde las celdas, sólo oscuridad,
y el olvido de las cenizas, sombras.
La desesperación es recordarse en una mirada,

y la muerte tiene el sabor del último beso.
Otra vez ayer volvieron tus ojos.

*

Entre mi boca y tu tarde



Con esta distancia que hay
entre mi boca y tu tarde,
es tu mirada la que se hace deseo.

Me habitas
-y soy nube que juega con tus pies-

¡Oh! Madrugada de lloviznas

bañando mis labios.
Pétalos cobrizos en mi pecho
descienden hasta el mar de mi vientre,
asoma un lirio aromado entre los muslos.

Es el hambre del lecho,

del tiempo,
de la ausencia.

*

He muerto de amor




He muerto de amor en esta noche dolida de ausencia
silenciando con un disfraz de niebla la mirada
para no mendigar tu sueño de luz.
Acallo tu nombre en mi cama, lo cerco,
y enhebro mi alma con la tuya
mientras respiro relámpagos de lluvia
que vengan a sacarme de esta languidez desértica.

Una noche más, ha muerto de amor mi corazón,
que no conoce más sed que la de tus labios,
ni más ternura que tu amor en mi vientre.


*

Te busco




Te busco
cuando el rayo de tu tacto me quema
desabrochas mi fruto en liturgias de latidos.

Te busco
y traes esquirlas en los labios
mientras vuelo a Ítaca en tu pupilas.
Te busco
no estás y permaneces en mi nuca.


*

Voy a decir que no te quiero




Tienes por costumbre llegar a mi vereda revoloteando como un tirabuzón sin cabeza. Hago que no te veo, intento que mis dedos no me delaten, ni siquiera trago saliva para que no descifres el granel de miedo y de impaciencia.

Te observo, con la mirada perdida al suelo, como si la tierra pudiera derribar la impotencia de mis manos, y tú, impasible, constante como un minutero, me hundes, con la profunda quietud en las pupilas, como la hiedra glauca vienes a enredarte en mi primavera deshabitada.

Vienes con la misma fragilidad que osadía, entras por el mismo balcón que el viento que otrora me despeinara, sólo que tus brazos me destemplan, y yo, de tanto matar mi ingenuidad, hago que no te quiero, por eso te lanzo con la victoriosa mortaja del destierro; pero luego vuelves más fuerte que un aguacero.

*

Llueve



Llueve sobre el remanso
del papel en blanco.
Sueños de Abril al tacto
con vuelos de paloma.

Se desmigaja el alma
fecunda de brotes.
Vestida de piel
g
o
t
e
a
observa a los amantes.
Copulan mientras llueve.


*

Eres




de mi madrugada umbra
la brisa que dispersa la bruma
la luciérnaga que zigzaguea,
el tacto intacto de la nuca en vela,
la lluvia cálida que mi flor espera.

Eres el temblor de mi barbilla,
de mis ojos el iris irisado,
el amor del alma que mora con calma,
el ideal lago que leal moja mi cuerpo
y en mis sienes detiene el aire con un suspiro.

Eres el remanso de mis jirones
el Grito de Munch que en silencio atrapa,
el nervio que del poema escapa
y escala y cala entre los muros
de mis senderos despoblados.
Eres.


*

Amo el amanecer de tu luz




Amo el amanecer de tu luz,
de tus labios
la leyenda unívoca de mi boca,
deseo tus brazos de ramas
que me roban suspiros
cuando rodean mi cintura,
y el contorno de tu vientre
tibio como el sur.
Amo de tu nombre
al hombre
y a la sed entreabierta
cuando mi lengua bufa en tu fronda,
amo de ti cuando desbordas río
y me naces de vida la carne.


*

Otro fusilamiento en dos de mayo




Qué densa niebla esta noche,
otro fusilamiento en dos de mayo,
y una hoja más que se seca
del triste aguacero del calendario.
Caen las hojas deshojadas,
los días intransitados
y las noches,
las noches siempre tan largas
zarandean mi memoria
y me atan o desunen de lo poético.


*

No siempre se pueden dedicar versos




Es inútil dedicar versos
a quien no es poeta.
Mejor simplemente,
le besas.



¿Cómo te hablo con palabras del tacto?
O te hago saber de la hoguera de mis palmas
cuando buscan en la noche la aldaba de tu pecho,
no sé explicarte, si es miedo, esta dejadez que me abate,
sería más fácil darte un beso en el balcón de tus párpados.

¿Cómo sostengo este amor que crece a bocanadas?
si te digo que llevo pájaros entre los dedos para regalarte sones;
y tú me miras con esa cara de no entender nada
mientras mis entrañas se retuercen como el tronco de una parra.
Sí, tienes razón, voy a besarte.

*

Me asalta tu nombre




Hoy mi alma es un paisaje
de la vida, de su vida, de momentos,
hoy mi alma nadie ultraje,
que está herida
y errante vaga sin entendimiento.

Me asalta tu nombre
en esta tarde de azahares
corre una brisa salobre que reconoce mi cabello.
Echo de menos la llanura de tu sonrisa,
la danza de tus manos sin rasgaduras,
tus ojos en letanía descendiendo mis senderos,
hoy y siempre, te echo de menos,
y no encuentro más que el silencio de la hierba
o el ruido de mis labios de hoja moribunda.


*

Tal vez tanto no me quisieras




Me duele tanto, soñar en el ojal de tu camisa
aspirar el murmullo de entrega en tus ojos,
sostener tu aliento con el mío y hacerlo vela.
Me duele, no sabes cuánto, acallar el miedo de tu nuca,
con caricias de nubes de palomas,
también perfumar un atardecer de membrillos,
y llenar un canasto de verdes olas,
sin que percibas de mí las caracolas
soy yo- alada, nube, oboe, agua-
y toco una serenata con mis dedos en tu espalda,
no te enteras.
Vivo soñándote y sueño viviéndote, amor mío.


*

¿De dónde sale tanto amor?




He viajado en tus párpados,
sentido una maraña de corceles,
he atardecido en duermevela sobre tu pecho,
enmudeciendo en el escorzo de tu alma.

He viajado en la mordaza serena de tu iris,
suspendida en el arrullo sereno de tus labios,
he amado tanto tu insumisa sonrisa escalonada,
y aún me queda amor para entregarte en derrama
.


*

Atrapada en tus ojos




Atrapada en un lazo
donde la lluvia cala hasta los huesos
algo rasga el murmullo de tu recuerdo
vuelven tus ojos-siempre vuelven-
me dan luz en las nocturnas emboscadas,
recojo la lluvia que almaceno en mi regazo
y me la bebo, sabe a tu boca.


*

Entonces tú no lo sabías


Serpientes acuáticas II (Detalle). Gustav Klimt

Entonces tú no lo sabías,
¿o era yo? de igual forma,
tú eres el amor de mi vida.


Entonces tú no lo sabías,
pero esa argamasa de estrellas
que vislumbré en tu mirada de océano
fue de mi mar el fiel reflejo del deseo.

Luego fue la agitación
de tus pestañas íntimas desafiando mi pecho,
tus dedos fueron la serpiente acuática de Klimt
-entre mis muslos el cielo-

Tú ¿cómo ibas a saber?
de la tormenta de mi cuerpo
del adagio de suspiros en mi espalda en celo.

En cambio, yo, siempre supe de ti,
del maremoto de tus labios en mi cuello.


*

Hoy puede ser el día



Quisiera tener la certeza
del no olvido,
de que la tristeza es pasajera
que el dolor se puede omitir
que la mirada siempre ve
más allá de su horizonte.
Quisiera tener la certeza
y hablar del recuerdodel
desahucio de la ignominia
de rocas que nacen en los pechos.
Quisiera morirme por un rato
sólo por un espacio corto de tiempo
poder luego volver y contaros
de la presunción del infierno
o del cielo ,o de los astros,
de las cenizas, de los espectros,
de la soledad del que solo muere,
del que vive sólo porque no se muere.
Hoy puede ser el día
de mi vida o de mi muerte.


*

Tu voz




Silba tu voz helando la noche
crujiendo el alma tristemente vencida,
en el duelo flébil me persigue
y esta nieve de mis dedos funde.

Inclino mis ojos por siempre a la tierra
porque tu voz serena de árbol tierno
no despunta ya mis ramas en los atardeceres.

Seré bancal árido de miseria fracasada,
yacerá mi boca como un hosco lago,
y nada enturbiará lo que en mi pecho late
pues sólo de tu voz tuve amor en mi lóbrega vida.


*

Y tú ¿qué desayunas?




Debería bastar con besar la luz de tu otoño,
con mirarte la boca como si fueras etéreo,
debería ser suficiente comerte con la mirada,
para saber de la brisa que se arrumaca en tu espalda,
del blancor de la lluvia que gotea el deseo;
pero todos queremos palparnos
saber qué enredos desayunamos en las tostadas,
cercar los párpados de suspiros,
vivir en fin, el amor, aunque sea efímero.


*

La afonía del viento



Corre un viento espeso, afásico,
malgastando insano otro atardecer abatido,
un soplo aplanado dormita en las sienes
con miedo de aflorar en lágrimas barrancosas,
se arroba
–como un sueño que habla de ti-
huye turbio,
camaleónico de la melancolía de otros tiempos
para que no le abarque nuevamente
el zángano zumbido del amor.


*

Huecos de (a)mar



Ese pálido dolor que adivino en tu mirada
se asemeja a esos huecos de mar, albinos,
que, como orillas desnudas arañan el alma.

Aquí, en tu palabra, ha encontrado mi pupila
tu jerga que apostilla con su lábaro
en la cima desafiante del verbo,

(asoma un vendaval en los campos de trigo)

con las cortinas tupidas de silencio
acabo de heredar desasosiego.


*

Tú y yo




Se quiebra la voz de nombrarte,
no me queda ningún trino de mirlo,
tú, eres la Belleza de la flor del almendro,
yo, reposo en un ortigal de suspiros.
Llevo ese escozor de hiel en mi alma
por no poder afianzarme a tu mástil con los dientes,
tengo mil razones que me amoldan a la lluvia de tus labios,
sin embargo, vivo en esa parte del mundo
donde siempre es de noche.


*

Llora el poeta algo más que palabras


*Memoria” de René Magritte

Terrible hecatombe discierno en la triste mirada,
si escucho la voz del hombre que naufraga,
o desentraño sus versos que gimen aventados,
de un dolor del alma que se rompe en el costado.

Interpreto las formas que borrosas se pierden,
como un jirón nostálgico, el poeta lleva un aurea de fuego,
inefable en la palabra, al nombrar su recuerdo.

Pareces perdido sin la caricia de la mañana
y en la playa quieto has varado el ancla,
afianzando el recuerdo en tu memoria.


*

La cepa y el racimo



Quiso el verdor poseer el racimo
que de una rama asomaba coqueta.
Acercó su mano nervada de ansias
ungió de savia su lozanía traviesa.

Quiso volar aquel tallo a su cepa,
desnudar su párvula copa en quimeras,
cuando su trémulo llanto inundó su pecho,
supo que era impúber su frondoso deseo.
Vendimias vivieron embriagados de soles
haciendo crisoles al racimo colmado.
Naciendo nidos indómitos y divinos,
sigue el embrujo entre la cepa y el racimo.


*

La poesía me nutre




Me costó tanto liberar mis anhelos en la escritura,
que aún no creo que del todo los haya soltado,
pues alguno se desboca y se extingue amordazado
como si no quisiera epílogo ni sepultura.

Aun así, escribo nebulosas quimeras,
que me acercan a volar jardines de armonía,
en los versos encuentro mejor realidad que en la vida,
por eso escribo, para huir de la monótona rutina,
y que no juzgue nadie si es verdad o mentira,
que nadie me diga que no está de moda la poesía,
pues rústica soy y os digo con cordura
que la poesía nutre, es el plancton de mis días.


*

A mi alcor no vuelvas ¡alcornoque!




La Encina calcinada en cenizas
Ahora que recuerdo
la hora del día en que tu beso confeso
quiso amar la rama que de mi pecho nacía,
ahora que recuerdo
con qué melancolía miraban tus ojos que con tanto abrojo
deshojaban hojas de aquel calendario tachando los días,
ahora que recuerdo
con cuánta dulzura grabaste tu nombre;
¡ y el suyo ,capullo!

Que en mi tronco perdura hasta el fin infinito tu finita runa,
maldita hora pruna, la mella que dejaste que con flecha cruzaste
y más que me ajaste cuando te alejaste y allí me dejaste
sangrando de savia ¿sabías que duele? (Me elude sabio)
Ahora que recuerdo
mi pecho despechado en mi quebranto quebrado
por un corazón descorazonado y dos iniciales que iniciaron mi muerte,
me mataste bien muerta, me moriste en vida, me morí de quererte,
a mi alcor que no vuelvas, ¡alcornoque¡.


*

Pesadilla




Trazo el desgarro de la carne
mohín oscuro el dolor y sus punzadas,
dormito bajo las fauces de la noche
que devora la fatiga hasta hacerla cristal en el costado.

Corro, como a cámara lenta
y llego al lugar donde el agua desampara,
bebo y bebo, nada, es de lo que me lleno,
agonizo exhausta ahogada en mi propia sombra.


*

Los sauces también tienen alma, por eso lloran




Tibia cicatriz asoma en tu cariz que abraza,
doliente lluvia adentro, como una penetrable fosa
con señuelos de miedo en la vestimenta desnuda del tiempo.
Rictus de rigor en la zancada que avanza
¿Por qué el latido empuja y nos exime del desconsuelo?
Apátrida de Hades vaga inexorable el ánima
y ralla en las entrañas somnolientas.
Confabula persiguiendo con fábula otro nombre
que narre y amarre sus hojas del viento.
Brota retoño, despídeme de esta hoz de castigo
dame sepulcro sin sombra siendo sauce en ruinas.



*

Exorcizo la noche





Exorcizo la noche sin magia de sueños,
cuando atrapo señales de sequía en los ojos
trepo arcanos,
imagino tu boca,
que a sorbos abrasa mis prados.
Hago ritos sin gritos, contrito oráculo de orgasmo,
retornando a cristales de aquel reino
que surcaran tus manos.


*

Voy a quererte amor



Voy a quererte despacio,
sin prisas y sin pudor,
sosteniendo tu mirada
como Sagrario de pasión.

Voy a quererte erudito
como un óleo de Guillou,
que no te importe lo imperfecto
daré frescura a tu blasón.

También te querré con enigmas,
con tu insolencia en esplendor;
voy a quererte, mi vida,
voy a quererte, mi amor.

Sólo me falta encontrarte
no te escondas, por favor.


*