jueves, 27 de junio de 2013

Es su beso agua miel para mi boca


Es su beso agua miel para mi boca
manantial que rebosa mi plantel,
lujuria de su lengua por mi piel
-me besa, sabe que me vuelve loca-

Deseo son sus manos si me toca,
al tacto de su roce soy rondel,  
divino escanciador de moscatel,
-me mira y su sonrisa me provoca-

Su vientre junto al mío es la alcairía
y el rocío que nutre mi cairel,
a desboque en sus muslos moriría

para brotar de nuevo en su vergel,
cual maná de deseo estallaría
consumiendo la llama en su alhamel.


*


Un viejo soneto revisado.

Bailando con lobos

A Rafel Calle, por su amistad, por su poesía.


Estallido en la piel del rojo por amor,
disfraza el carnaval de los lobos urgentes
que llaman al evento donde baila el valor;
disfrázate de un lobo de aullidos inocentes.
(Lobos de carnaval, Rafel Calle.)




No sé cómo fue el estallido
tampoco advertí el resplandor,
estaba celando nidos en los laureles
cuando los juncos hollaron con arrestos de río.

Prendió el esqueje con el vértigo
del obstinado argayo que desploma,
certeza crónica hendida en la piel
ociosa por quebrar la albura de los panes.

Ajeno, pero no lejano,
con tus lobos de carnaval llegaste
-abrazo que cae como orpín tierno-
y esa amable tertulia en la mirada
que afloja este torzal de granates
con serones cálidos de amistad
y la palabra bruñendo verdor al maíz caído.

Habremos de vivir alerta
porque siempre están al acecho,
bailando con lobos sigo el camino,
mientras ellos duermen con los ojos abiertos.

*

No hubo sol en mayo


*
A Ramón Ataz


Te presiento más allá con hambre solitaria,
intuyo la sed que embriaga tus arterias.
No hubo sol en mayo para acariciar tu voz,
y aquel rayo quebró el mural de tu mirada
suave, como un soplo de luz
te fuiste,
el resplandor de la luna en silencio
marchitó tu Florencia atardecida,
qué impaciente esa aurora
te aquieta con el frío de los templos
y convoca esta espesura de ausencia.


*

Te echamos de menos, Ramón.