martes, 9 de octubre de 2012

Érase que se era


















Se ahueca la tristeza en mis manos,
no atino a escribir el verso que mereces,
emborrono silencios entre fonemas,
bajo esta tinta azulada te llamo.

Porque vuelves, huésped eterno,
siempre vuelves con el otoño,
cómplice y arraigado.
Los prados se cubren de erizos,
asoman las castañas, está soplando el viento,
y al viento le hablo
que deja en mi jardín un caos de hojas secas
y unos ojos de miel entre las sombras.

Al viento le hablo y un érase que se era
sabe de la mansa madurez de las ciruelas
deseosas de ser entre unos labios,
(qué apacible volar enredos en tu pelo
o precipitarse río corriente abajo)
Y quien dice río ser luz de tu mirada errante,
ocupando un íntimo resquicio de tu espacio
llevarte lejos, muy lejos, al trote de un caballo
que no sea de humo ni de alambre;
pero no me hagas caso, que al viento le hablo
y el viento es un ermitaño que siempre pasa de largo.

Érase que se era,
la chimenea crepita en esta hora lenta
y las pavesas se abaten
                                   como las quimeras.


*

4 comentarios:

  1. Versos otoñales con la nostalgia a flor de piel nos regalas hoy, amiga Isabel. Has dejado que tu pensamiento vuele y se embeba de la belleza y los colores ocres, violetas..,mientras recorre con la mirada interior algunas huellas del ayer.

    Un abrazo, amiga de letras

    FINA

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  2. bucólico de principio a fin, lleno de saudade, se respira tranquilidad en su lectura, siempre con acertadas metáforas, como nos tiene acostumbrado, y con ese don permanente de recrear lo sentido y visto, para que emerja con luces nuevas, merito vuestro, una vez mas la sensibilidad al servicio de la poesía admirable, gracias Poetisa

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  3. Como siempre deleitando con hermosas palabras...

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