
Puedo inventar islas en tu ombligo,
sondeo tu cuerpo
lo desnudo de cualquier presagio con zurcidos de esperanza.
Por eso, hoy, para ti, he robado la Luna,
para cuando en tus noches oscuras sientas miedo
la cuelgues del techo e ilumine esos ojos que balbucean escarchas.
(Todo ese clamor que se escurre entre mis dedos
no regatea ternuras en tu espalda)
Todo tú, rescoldo de mis labios,
todo tú, desafiando mi fontana.
No insistas,
nunca me cansaré de besarte,
ni de robar para ti
todas las Lunas que hagan falta.
*