jueves, 4 de junio de 2009

Eres




de mi madrugada umbra
la brisa que dispersa la bruma
la luciérnaga que zigzaguea,
el tacto intacto de la nuca en vela,
la lluvia cálida que mi flor espera.

Eres el temblor de mi barbilla,
de mis ojos el iris irisado,
el amor del alma que mora con calma,
el ideal lago que leal moja mi cuerpo
y en mis sienes detiene el aire con un suspiro.

Eres el remanso de mis jirones
el Grito de Munch que en silencio atrapa,
el nervio que del poema escapa
y escala y cala entre los muros
de mis senderos despoblados.
Eres.


*

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