jueves, 4 de junio de 2009

Entre mi boca y tu tarde



Con esta distancia que hay
entre mi boca y tu tarde,
es tu mirada la que se hace deseo.

Me habitas
-y soy nube que juega con tus pies-

¡Oh! Madrugada de lloviznas

bañando mis labios.
Pétalos cobrizos en mi pecho
descienden hasta el mar de mi vientre,
asoma un lirio aromado entre los muslos.

Es el hambre del lecho,

del tiempo,
de la ausencia.

*

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